¿Alguna vez has sentido...?

Como si el tiempo no se detuviera y tu tratas de correr persiguiendo algo que quieres pero por más que corres no lo alcanzas y el tiempo no se detiene, parece que hubiera una barrera invisible que te jala y te entierra en el suelo y no puedes avanzar.

Cuando por fin recuperas fuerza parece que es demasiado tarde, tratas de olvidar el tropiezo anterior pero te sientes culpable de que ese poder invisible te detuvo y no fuiste lo suficientemente fuerte para vencerla. Así que huyes poniéndote una máscara para tratar de disimular tu derrota, pero por más agradable o bella que parezca la máscara no logra cubrir lo que realmente sientes y los demás pueden darse cuenta o al menos crees que eso es lo que pasa, ellos te rechazan y no logras lo que quieres.

Entonces te prometes que a pesar de ese rechazo tu vas a seguir adelante intentándolo para conseguir tu objetivo y que no te detendrás hasta lograrlo, pero al día siguiente tratas de despertar y no puedes, te sientes agotado y miles de pensamientos te invaden al igual que una desilusión terrible porque ese día no está iniciando como quieres, sientes como si la tierra te hubiera escupido en ese lugar donde estás y te invade una profunda soledad y desesperanza al pensar que tienes que enfrentar la batalla más dura y que deberás hacerlo tu solo.

Cuando te levantas sientes como si en realidad quisieras seguir durmiendo, sientes que tu cuerpo está rígido y que incluso es difícil poder moverte, te imaginas con la movilidad de un robot y para vencerlo debes estirarte. También haces todo con lentitud y la mayor parte de las veces no haces todas las cosas que tenías pensadas porque se te hace tarde y no crees poder realizarlas.

Sientes que tu mundo como pensabas que era se derrumba, pedazo a pedazo y no puedes hacer nada para evitarlo, es como una lluvia de momentos, recuerdos, metas, sueños, esfuerzos que caen como cenizas.Y sabes que puede llegar un punto en el que todo aquello que existió alguna vez ya no estará más y cada vez hay más soledad a tu alrededor.

No sabes exactamente como llegaste a eso, no puedes creer haberte equivocado tanto para estar así, no sabes como echar esto atrás o al menos detenerlo porque el tiempo no se detiene para que puedas decidir que hacer o para que te pongas de pie, sigues corriendo y se te va la vida. Sientes que el tiempo te está ganando y que la juventud se termina y que tienes que participar en el tonto juego de estereotipos sociales impuestos que delimitan en qué momento deberías estar haciendo una cosa u otra. Y así te ves en una carrera donde hay miles que van adelante de tí y aunque sabes que no es bueno pensarlo de esa manera, no lo puedes evitar por el simple hecho de existir.

Te miras en el espejo y te cuesta reconocer a la persona que eras antes o que crees que eras, porque ya no te ves tan bien y eso tampoco te importa tanto. Sientes que no tienes el poder para darle la vuelta a todo y que de nuevo es una carrera contra el tiempo. De alguna manera tienes cierta libertad pero no la usas porque tu mente es una prisión que no te deja avanzar, si pudieran abrirte la cabeza saldrían un montón de pensamientos terribles y negativos sobre ti y el mundo, como un humo negro que se expande. Y el problema es que es posible que todo lo que te limita solo se encuentre ahí, pero es como un tirano que te esclaviza pero que aprendiste a obedecer desde siempre y cada día intentar luchar contra él, pero tiene una gran fuerza y tú necesitas ser muy persistente.

Finalmente solo te queda tener un poco de esperanza, sin tener mucha idea de en qué, si en ti o el alguna fuerza sobrenatural aunque en realidad nunca has creído en nada de eso. Tal vez dejar de pensar que es solo una gran batalla y verlo como luchas diarias contra las ideas que hay en tu cabeza, para poder intentar salvar lo poco bueno que queda de ese mundo y resguardarlo. No tienes otra opción más que seguir luchando.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El sentido de la vida